Traducciòn al portugués de Karen Sachs y adaptación por Rubens Kignel

Introducción

El símbolo del árbol de la vida erecto (plantado) en el centro del mundo es tan antiguo como la mitología. El árbol de la vida que se extendió entre el cielo y la tierra, fue transformado en el árbol de la humanidad, el cuerpo del ser humano, situado entre el suelo bajo sus pies y el cielo encima de su cabeza.

En mi presentación de las dimensiones fundamentales de la Biosíntesis utilizarè esta metáfora del árbol como una estructura integradora para que entendamos la relación entre las diferentes partes del trabajo que tenemos en común.

1-      Corrientes de vida: raíces de la corporalidad

Un árbol tiene raíces que lo anclan a la tierra y brindan su alimentación esencial. En la mitología nórdica el árbol del mundo sagrado poseía tres raíces que eran fuentes de vida, permitiendo un flujo de energía dentro del cuerpo del mundo.

En la Biosíntesis las tres raíces corresponden a lo que llamè de las tres corrientes de la vida. Yo creo que todos en la Biosíntesis están familiarizados con este concepto fundamental  de la embriología funcional: los tres tubos de nuestra formación somática, formando tejidos internos, externos e intermediarios. Las tres corrientes de afecto que asociamos son : la corriente de sentimiento  endodermica, asociada al estar bien alimentado física y emocionalmente, la corriente de sentimiento mesodérmica asociada con movimientos libres y con gracia muscular y su tono y la corriente de afecto ectodérmica , asociada con el equilibrio del sistema nervioso.. Las tres corrientes de afecto pueden, es claro, ser cargadas negativamente, que es el funcionamiento somático de la neurosis: las contracciones y estrés dentro y entre los sistemas orgánicos, cuando la integración entre las tres corrientes se interrumpe y se torna disfuncional.

Las tres corrientes están sedimentadas en nuestra morfología y fisiología y expresadas en nuestro metabolismo energético. En el ámbito psicológico ellas pasan a ser las tres grandes  áreas de preocupación: lo que está aconteciendo en el sistema emocional, lo que está aconteciendo en nuestras corazas, nuestra postura y nuestras acciones y lo que está aconteciendo en còmo sentimos y  transportamos este sentir en el mundo. Llamamos esto el ABC de la Biosíntesis: afecto, comportamiento, cognición.

Las raíces del árbol succionan alimentación, la cual viaja en conductos a travès de ella, alimentando todo el organismo en los varios niveles verticales del ser. Del mismo modo, las tres corrientes de la vida están asociadas con niveles resonantes de información en todos los niveles de nuestro ser. Podemos distinguir tres formas de lenguaje: el lenguaje que describe eventos – lo que aconteció-, el lenguaje que describe sentimientos y el lenguaje que describe creencias y actitudes. Este es el principio de corriente vital aplicado al lenguaje. En las tradiciones espirituales encontramos una enseñanza básica de la naturaleza triple del hombre. Esto se relaciona con las enseñanzas de la trinidad del cristianismo lo que, yendo más atrás en el tiempo, nos lleva al mito egipcio de Osiris, Horus e Isis. Osiris, el dios moribundo, era simbolizado en el cuerpo por la columna vertebral, el eje del movimiento. Su símbolo era un árbol. Nosotros recordamos que Jesús fue crucificado en un árbol, pero el mismo árbol se tornò un símbolo para su resurrección, así como fue hecho anteriormente para Osiris. Isis, su compañera, era simbolizada por ondas y por alas, ligadas a la respiración y a sus pulmones. Horus, el hijo del matrimonio, era simbolizado por un ojo, el ojo de la claridad. Cuando la claridad era oscurecida, se hablaba de la máscara de Horus, una “face” falsa escondiendo el yo verdadero. En la tradición budista recordamos que Buda recibió la iluminación bajo un árbol. Los tibetanos nos trajeron el concepto de tres conductores, canales de inspiración los cuales pueden ser vistos como un nivel más elevado de expresión de las tres corrientes vitales: la compasión – sentimiento por el otro; la acción con compasión – el tratar bien al otro; y la sabiduría – una visión de sì mismo, de los otros y del mundo.

2-      Campos vitales: niveles de expresión

A partir de las raíces del árbol nace el tronco, el vástago vertical, el cuerpo principal del árbol. El tronco surge del suelo y se extiende en dirección a la luz. En el cuerpo humano también podemos hablar del tronco y a la base de él se la llama como la raíz central del cuerpo. El tronco en el cuerpo es mantenido unido por la espina, el eje del sistema motor y canal para los nervios motores, sensoriales y el sistema vegetativo asociado a ellos. La espina tiene siete nódulos naturales donde ella se curva y se inclina, y sobre estos nódulos están situados los centros de nuestro sistema de energía sutil, unidos a las principales glándulas del cuerpo. El tronco de la espina es el eje integrador principal del cuerpo, extendiéndose de la pelvis al cerebro, pasando a través  de los centros nerviosos que regulan la digestión y la sexualidad, hasta aquellos que mantienen  el corazón en equilibrio, a la garganta y al lenguaje, los ojos y la visión, las orejas y la audición y, finalmente, el propio cerebro, el pedazo de materia más complejo existente en la naturaleza.

En la Biosíntesis hablamos de niveles de expresión asociados a los segmentos verticales de la espina como “campos vitales”. Sexualidad es un campo vital, lenguaje es un campo vital.

El cliente que viene a nosotros para terapia presenta su problema en uno o más de estos campos. Los campos vitales nos brindan diferentes maneras de llegar al problema de él: podemos escoger trabajar con el campo vital del movimiento (el así llamado campo motor) o con el campo vital del sistema de creencias, o con las complicaciones de la transferencia. El trabajo terapéutico procura moverse para arriba o para abajo entre los campos vitales, ayudando a la persona a obtener más integración consigo misma, ayudando a la comunicación interna y a la transferencia de información como una base para la resolución de problemas, tensiones, y los nudos de las relaciones personales. Los campos vitales corresponden a los puntos de lo que llamamos de Hexagrama de la Biosíntesis, que son diferentes rutas de acceso terapéutico. Por ejemplo, trabajar con sueños para alcanzar la respiración; o trabajar a través del esclarecimiento emocional para liberar un sentimiento de espiritualidad.

3-      Líneas Vitales: redes de conectividad

Un árbol no queda de pie solo: es un organismo en un bosque de otros organismos. Un árbol genera flores y atrae insectos. Èl tira semillas a las cuatro direcciones del viento. Èl puede fertilizar y ser fertilizado. Sus hojas forman parte del lecho del bosque y sirven de alimentación para otros árboles. El árbol es parte de un ecosistema.

El ser humano tampoco se mantiene solo. Èl tiene líneas vitales de relaciones extendiéndose antes de èl en el tiempo, a través de sus padres y abuelos. Veinte generaciones de influencia y estamos de vuelta en la edad media. El número de personas en este espacio de tiempo, si cada una de ellas representase una generación, nos llevaría a la época antes de la construcción de las pirámides de Egipto, al comienzo de la civilización y la cultura. Nosotros tenemos líneas de vida extendiéndose después de nosotros: nuestros hijos y nietos; no apenas aquellos que generamos físicamente, también aquellos que generamos profesionalmente. Los linajes de movimientos terapéuticos, de transmisión cultural.

Tenemos también las líneas de vida con nuestros contemporáneos, relaciones sexuales con compañeros, la totalidad del inmenso proceso de formar un co-territorio con otro ser humano, el compromiso entre autonomía y dependencia, separación y unión.

Una antigua alumna y colega mía de Inglaterra describió un bello modelo de relación terapéutica con cinco aspectos llave, cada uno de los cuales tiene dos distorsiones polares: yo puedo entrar detalladamente en el modelo, pero voy a citar apenas cinco tipos de relaciones descriptos por ella, siendo que todos ellos son importantes en la terapia y también en las relaciones humanas normales. En primer lugar ella describe la alianza de trabajo, la estructura contractual en la terapia. Los contratos pueden ser escritos o verbales, pero ellos son acuerdos en los cuales la responsabilidad es ejercitada. Acuerdos rotos son heridas en la estructura. Ella es un contenedor para los otros cuatro tipos de relaciones. En segundo lugar està nuestra vieja amiga la transferencia. Lo que es transferido son actitudes antiguas, sentimientos y expectativas del pasado para el presente. Es una forma de condicionamiento que limita oportunidades en el presente. El trabajo con la transferencia es el trabajo de tornar conciente el condicionamiento y ayudar a la persona a moverse más allá de èl. Pero no todas las relaciones son de transferencia. En tercer lugar, es lo que mi colega llama de relación verdadera. Es la igualdad de dos personas más allá de sus papeles. Existe espacio para una rabia verdadera del terapeuta con el cliente y viceversa, la cual no debe ser condicionada por la infancia. Existe espacio para un sentimiento real de pérdida cuando un cliente se va después de cinco años de terapia. Precisamos ser cuidadosos para no interpretar cada sentimiento real como un efecto reducido de una causa infantil. En cuarto lugar existe el desarrollo de la relación- que es un factor clave en la Biosíntesis, el cual trabaja con patrones de crecimiento del desarrollo. Esta relación ayuda al otro a desenvolver nuevas habibilidades. Ella es constructora de futuro y no revolvedora del pasado. Y finalmente, existe el nivel espiritual en una relación, el encuentro entre dos seres humanos  como un encuentro y oportunidad únicos, que nunca aconteció antes de esta manera y nunca va a ocurrir exactamente de la misma manera. El misterio y la magia de la presencia, la percepción sagrada de una base más profunda que mantiene una relación capaz de contactarla.

4-      Fugas de Vida: patrones de experiencia

El árbol tiene anillos. A cada año el tronco se expande y aparece un nuevo anillo. La Secuoya gigante en California, que es ancha lo suficiente para permitir que un auto pase a través de ella, tiene 400 anillos. Cada anillo deposita una nueva capa de historia. El tiempo de vida del árbol es medido por sus anillos.

El ser humano, en esta vida, encarna en una célula fertilizada, que se duplica y se duplica, aproximadamente 32 veces hasta que existan millares y millones de células. El hombre emerge de la vida prenatal a través del canal de parto para una existencia posnatal: todo lo que sucedió desde el nacimiento hasta el tercer día, 21 de abril de 1998. Pero nosotros tenemos fantasías, sueños, esperanzas y planes para lo que viene adelante: estamos construyendo lo que Stanley Keleman llama el largo cuerpo del tiempo, desarrollándose en dirección a algún punto futuro, llevado concientemente o ciegamente. Este es nuestro periodo pre-mortal: todo lo que permanece esperando por nosotros en esta vida. Finalmente, está el segmento post-mortal de la experiencia, al cual accedemos en sueños, en visiones arquetípicas, las así llamadas memorias de vidas pasadas o relatos de reencarnación. Nuestras imágenes sobre la muerte y lo que puede haber después de ella.    

La historia y la historia que gira, la que llamamos de futuro, es mezclada con imágenes, influencias de las percepciones de los otros. La memoria es una mezcla de hechos y ficción, la experiencia significa lo que vivimos, es una mezcla de lo objetivo, subjetivo y de lo sub-entendido. Esto es lo que llamo de fugas de vida, las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre de dónde venimos y para dònde estamos yendo, visiones del pasado, visiones del futuro, la alfombra de nuestras vidas que estamos tejiendo, el espectáculo de nuestra corporificaciòn.    

Trabajando con la memoria, en medio del debate de la falsa memoria, con su polarización entre acontecimiento y ficción, estamos intentando provocar los significados de la experiencia y ayudar a un cliente a reestructurar estos significados de manera que èl se torne un agente conciente en su propio teatro, y no apenas una víctima de otras personas, o una víctima de fuerzas ocultas que lo lanzaron en la existencia. Fugas de vida significan las formas de la historia de vida de una persona, incluìdo sus sueños, sus pinturas, sus poemas y sus canciones de triunfo y desesperación. Esta es la región donde poesía y terapia, música y terapia, teatro y terapia, la superposición y el cruce fertilizan uno al otro.

5-      Formas de vida: estructuras de integración

El árbol tiene ramas. Wilhelm Reich escribió: un árbol torcido nunca crece recto. Los arboles pueden ser deformados o bien formados. Bajo condiciones severas, ellos pueden ser destruìdos o secarse, o pueden ser objetos de belleza que deslumbran. La forma del árbol depende de cómo èl está estructurado, la proporción de sus ramas, o su equilibrio.  

En la psicoterapia tenemos el concepto de estructura y deficiencias de la estructura.

Cuando hay muy poca estructura en una persona tenemos una falta de coherencia, una tendencia a desintegrarse. La estructura está faltando. La forma externa de esto es un estado sicótico, repleto de incoherencia. Energías intensas están siendo movidas o congeladas, pero la persona no es capaz de estructurarlas o de integrar los dolores en su vida. Un estado limítrofe es un estado sin límites. Una persona sin límites siente como si no tuviese piel: ella es como un árbol cuya cascara fue arrancada, súper vulnerable, tornándose fácilmente enferma emocionalmente. La psicoterapia trata apenas con niveles de estructura hasta la así llamada persona normal, que tiene una estructura normal, lo que reich llamo de Homo Normalis. Es esto en lo que se resume la psicoterapia, una tecnología para tornarnos normales? Esperamos que no, y tenemos condiciones como “individuación” que significa tornarse individuo. Cuando Alexander Lowen quiso encontrar una metáfora para la ruptura en el ser humano, el agarrò un pedazo de árbol y lo partió al medio con un machete. Individuación es la cura de las rupturas, uniendo los vacìos en nuestra integración, nos tornamos más enteros. El árbol del hombre en la cábala, con sus modalidades más altas y más bajas, para la izquierda o para la derecha, es un símbolo de la totalidad del hombre. En la biosíntesis trabajamos mucho con el concepto de polaridades, los extremos de fijación en un polo o en el otro y la pulsación entre ellos. Existen niveles más altos de estructura de lo que es normal, pero ellos no son estructuras brutas, hechos de masa o conceptos de ego, son estructuras finas en el sutil sistema energético. La meditación es un modo de sintonía fina y de esta manera, de reestructurar el campo energético. Así, la forma de vida se relaciona a los diferentes niveles de coherencia los cuales la persona atraviesa en el desarrollo de su vida y está relacionada a este crecimiento personal y espiritual y no a su envejecimiento en el eje del tiempo.

Cuando trabajamos con formas de vida, estamos preocupados en ayudar a una persona en progresar en su vida, a desarrollar su camino, a tornarse más sensible a nuevas posibilidades y direcciones y menos satisfecho con niveles de adaptación o acomodación anteriores.

6-      Bases vitales:  funciones de apoyo

Las raíces de los árboles están profundamente enterradas en el suelo. Ellas se extienden abajo de la tierra tan lejos como las ramas encima del suelo. El árbol está anclado en la tierra y succiona la humedad de la lluvia, bebiendo millares de litros por día.

En la Biosíntesis estamos preocupados por muchas formas de “bases”. La primera de estas es, claro, la “base” física, nuestra estabilidad sobre la tierra, nuestro sentido de estar enraizado en el planeta o no. Pero la base física es apenas el primer tipo de base. Existe la base sexual con el cuerpo del otro. Existe la base de la naturaleza y asociaciones con un lugar en particular. Existe la base humana de una familia o una comunidad. Existe la base conceptual del sistema de lenguaje o una estructura de creencias. Y existe una base interna de la fe en el sentido de la vida de una persona.

Estas varias bases, actuales, recordadas o imaginadas, son parte de los recursos de una persona, ellas son fuentes de fuerza para apoyarlo en crisis, son fuentes de cura para alimentarlo en perìodos de estrés. En la neurosis nosotros recordamos los traumas y olvidamos las bases vitales. El aspecto más importante de trabajar con el trauma es el de reanimar las bases vitales.

Una mujer privada de su padre cuando tenía un año de edad, recuerda la comodidad palpable y del apoyo de su mano en el primer año de su vida. Una mujer criando una fantasía orientada dentro del agujero volcánico de su corazón descubre en el fondo del agujero negro una botella conteniendo un mensaje: en el fondo de todo agujero negro existe leche y miel. Un hombre tiene un sueño en el cual su padre fallecido pide perdón por los castigos infringidos en su infancia. Una mujer muriendo de cáncer coloca un nido de pajarito en su mesa. Una persona que sufre abuso traumático recuerda y redescubre, imaginariamente, un perro que puede ayudarla a huir para un lugar seguro donde ella puede, por primera vez, sentirse segura.

El ejemplo que màs toca no viene de una sesión terapéutica, viene de un recorte de un diario de la segunda guerra mundial. Una nena de diez años de edad, prisionera en Auschwitz, mantuvo un diario que fue descubierto después de su muerte durante el holocausto, donde ella había escrito lo siguiente: “todos los días miro a travès del alambre de púas y veo un árbol. Este árbol me ayuda a recordar de la belleza y del poder de la vida”.

7-      Rayos vitales: cualidades de inspiración 

La cima del árbol es llamada corona, así como la cima de la cabeza del ser humano es llamada corona. La corona del árbol consiste en hojas succionando aire y bañándose en luz. La fotosíntesis del árbol brinda la energía para la biosíntesis de su cuerpo. En nuestra forma de biosíntesis estamos lidiando con nuestro acceso al espíritu – que significa respiración, y la luz que es un símbolo para nuestras cualidades.

La psicoterapia moderna tiende a desacreditar y temer la espiritualidad como si fuese algo esotérico, un ritual religioso. Más yo mostré en un artículo reciente que todas las formas de psicoterapia se inspiran al comienzo en recursos espirituales, así como en sus conceptos psicoterapéuticos psicodinamicos, comportamentales o corporales. En la biosíntesis es dado un lugar central al alimento espiritual del ser humano, en contraste al desamparo espiritual que caracteriza todas las formas de desesperación existencial.

En algunas formas de enseñanzas esotéricas, las cualidades son simbolizadas o entendidas como rayos de luz descendiendo sobre nosotros a partir de una dimensión espiritual del ser. En un artículo anterior yo me réferi a esto como corrientes de luz, diferenciándolo de la corriente de la vida en nuestras raíces.

Wilhem Reich escribió que en la base de toda neurosis, por debajo de cada estado de dolor y condición tortuosa, existe un simple, decente y claro estado de ser humano. Èl llamò a esto el núcleo. Nosotros lo llamamos esencia. Los cristianos lo llaman alma. La espiritualidad es muy simple en esencia: el profesor espiritual dinamarqués Bob Moore, llama a esto sentimiento por aquello que usted está haciendo. Es el misterio por atrás del problema, la cura por atrás de la herida, la “face” verdadera por atrás de la máscara de Horus, las cualidades que están precisando manifestarse para que los estreses de la vida puedan ser tratados de una manera clara.

En el budismo la dimensión cualitativa del ser esta simbolizado por el cielo abierto o claro. Nubes pueden cubrirlo, pero el está siempre allá. Algunas veces lo vemos rápidamente y lo olvidamos nuevamente. Algunas veces, así como las personas que viven en una ciudad y nunca vieron el cielo de noche, nosotros no lo percibimos, pero él trabaja invisiblemente sobre nosotros. Algunas veces este cielo claro se torna una fuente a la cual podemos contactar diariamente. En estos momentos nos sentimos iluminados, pero no es un estado permanente, y sì un recordatorio de la naturaleza sin nubes de nuestro ser básico. De esta naturaleza sin nubes vienen las cualidades básicas, la capacidad de amar, de percepción, de coraje frente a los demonios, de fe – a pesar de las torturas de la guerra, de confianza en la fuerza de la vida.

La dimensión cualitativa de la vida, de la manera como es entendida por la Biosíntesis, es transomàtica pero corporizada, transpersonal pero personalmente encarnada, indestructible, pero, sin embargo, capaz de ser olvidada, sobre puesta o nublada. Podemos olvidar nuestras cualidades, pero ellas no nos olvidan. El árbol está constantemente recibiendo los beneficios de los rayos del sol del cielo claro, igualmente cuando el sol no está visible. De las profundidades de la esquizofrenia viene la imagen de un sol negro, penetrando el sentimiento de calor humano, descongelando las cualidades de una persona para que ella salga de su estado de hibernación.

Conclusión

Yo intente aquí dar un pantallazo general de las dimensiones fundamentales de la biosíntesis utilizando la metáfora del árbol. Es mi visión del trabajo con el que estamos envueltos. No hablè de métodos, técnicas o principios terapéuticos: estos vienen después. Las dimensiones de las cuales hablè no son apenas terapéuticas, pero pre-terapéuticas y trans-terapèuticas. Ellas forman la base de trabajo en millares de campos de aplicación.