Hoy nos toca vivir en un mundo donde no hay separación entre lo demoníaco y lo santo.   Como si la parte oscura fuese lo mismo que nuestra parte luminosa, aunque los taoístas jueguen con la dualidad tienen consciencia de una y otra.  Reich proponía “Amor, trabajo y conocimiento son las bases del hombre actual”. Se podría decir que cualquiera de las tres están en crisis en nuestra sociedad actual ( su alias a nivel social es: «suciedad”) donde la cultura de los resultados rápidos y el consumo son la premisa básica.  

 

 Hace unas semanas dirigiendo un workshop en España me encuentro con que muchas personas no tienen la menor idea de cual es su sombra. Como planteaba con sabiduría Jung:”como norma general, el individuo es tan inconsciente que suele ignorar totalmente su propia capacidad de elección y busca ansiosamente en el exterior normas y reglas que puedan orientar su conducta. Gran parte de la responsabilidad de esta situación reside en la educación, orientada a repetir viejas generalizaciones pero totalmente silenciosa respecto de la experiencia personal. De esta manera individuos que ni viven ni vivirán jamás de acuerdo con los ideales que proclaman, enseñan todo tipo de creencias y conductas idealistas sabiendo de antemano que nadie va a cumplirlas y, lo que es todavía más grave, nadie cuestiona siquiera la validez de este tipo de enseñanza.”

Esto no solamente se cumple no solo en la enseñanza sino también en la medicina, donde los médicos están vendidos a la compañía farmacéutica que da más premios por receta, los científicos a las corporaciones,  los políticos que se venden a la multinacional que paga más creando leyes a favor de éstas  o se duplican sus sueldos en un país al borde  de la quiebra. Sucede lo mismo en la psicología y la psicoterapia  desde el final del modelo de Freud, la tercera etapa de su vida, donde lo importante es adaptarse al sistema. La mayoría de los que egresan de las universidades españolas (por dar un ejemplo solamente) no se hace psicoterapia, será que se consideran ya curadores o iluminados por el cientificismo cognitivista, sin ni siquiera darse cuenta de su propia neurosis???. Ni que hablar de la sombra junguiana… si jamás han pasado por el lugar del sentir psicoterapéutico. Se diagnostican  pacientes con rigor científico según los dictámenes del DSM IV,  creado en USA el imperio del neoliberalismo y la locura, y que intentó transformar la psicología en una ciencia social científica. Despreciando a Freud, Reich , Lacan o Jung y con tan poco conocimiento de lo que se denomina lo transferencial al igual que el vinculo humano con un cajero automático del banco. Otros quizás hagan algún curso new age o gestáltico de fin de semana y vean con optimismo todo lo que sucede en la vida de las personas.  Con lo cual intenten llevar  esta teoría a extremos ignorantes como por ejemplo sugerir a psicóticos que abandonen los medicamentos, sus drogas  que como dice Silvie de Pulichett son «una prótesis química contra el terror, el dolor o el vacío», sin responsabilizarse por las crisis de que posteriormente sufriran los pacientes.

  A partir de aquí ya sabemos como funciona la psicología, la educación y la política bases de las sociedades actuales, aunque las dos primeras sean dejadas en la parte baja de la atención en los gobiernos. Las personas tendrían que tener pánico de los integrantes de los sistemas de salud, sistemas de educación y políticos, ya que todos (salvo raras excepciones fuera del sistema y me disculpo con ellas) están vendidos a la sombra del poder, la ideología dominante, su panóptico de control (como diría Foucault), la devastación  y  el dinero. Lo contrario  a la saludable  trilogía  reichiana del  amor, trabajo y conocimiento o de los tres centros esenciales del ser humano de David Boadella como son el pensamiento, el corazón y la sexualidad.

  Quizás lo demoníaco o la sombra social o la plaga emocional es esa característica no-consciencia, en especial la consciencia critica que nos permite saber que es sano para nosotros y que es patológico, que es un mero ”business” de fin de semana y cual es un trabajo profundo que tendría que durar toda nuestra vida si realmente deseamos despertar de verdad y no estar dormidos mirando la TV o las redes sociales, atontando nuestros cerebros con una de las drogas más fuertes y de la que nadie habla, ya que  a través de  ella se des-informa, se vende, se hacen campañas políticas, se droga la consciencia, se curan falsas enfermedades así se venden miles de medicamentos o vacunas  que no se necesitan, mientras en algunos lugares se deja morir a personas de infecciones por falta de antibióticos… aún hoy personas discuten y comentan «pero si lo dijeron en la TV», como si esto fuese la verdad más absoluta e indiscutible.

  Por esto a mis pacientes o personas que trabajan conmigo les propongo desarrollar el pensamiento crítico, este  pensamiento sintomal de uno mismo influenciado lo menos posible por el establishment, y si por el propio sentir y el viaje de y hacia el propio corazón  junto a la capacidad de acción para abandonar la procrastinación y la apatía.  Independientemente de la estructura caracterial sean personas hacedoras, emociónales o intelectuales, o como nos enseñaba sabiamente Freud sean neurótic@s obsesiv@s o sean histeric@s. Considero que el  equilibrio de ambas partes en este modelo freudiano y en el eneagrama la triada equilibrada de los tres tipos de maneras de ser es una buena manera de estar despiertos de verdad .

 

 

 

 

 Creo que la consciencia del presente, el contacto con nuestro cuerpo y la carencia de algún tipo de amor (teoría de los tres tipos de amor de Claudio Naranjo), es la mayor arma para poder combatir lo que otros desean de nosotros y no tener la necesidad de bajarnos de este mundo (como dice Quino) o entrar en la pereza, viviendo nuestro Thanatos olvidandonos de nuestro Eros. A una mayor consciencia, más autoconocimiento y poder para reconocer cuales son nuestras neurosis y nuestras carencias caracteriales. Solamente así podremos salvarnos a nosotros mismos y quizás mostrar algo diferente a los que nos rodean

 

 

               Gerardo Provenzano Bonilla

 

             Psicoterapeuta Corporal – Psicólogo

 

                                                                                           Agosto 2011