MOVIMIENTO AUTÉNTICO
   
   
   
Hace poco tiempo, me crucé con algunos textos de Grotowsky, y me impactaron la similitud de determinados términos y ciertos paralelismos existentes entre «el arte como vehículo» – así denominó él, su búsqueda en los últimos años – y la disciplina de Movimiento Auténtico. Me gustaría exponer éstos brevemente, quizás más a modo de interrogantes que de respuestas logradas, confiando a su vez en la posibilidad de abrir un diálogo que acerque la práctica de Movimiento Auténtico a otras artes como, en este caso, el teatro. Movimiento Auténtico nace como forma de danza/movimiento terapia con raíces en fundamentos de la Psicología Junguiana. En la base de esta disciplina está la concepción de la danza tal como fue concebida en los comienzos de la humanidad – y de la cual nos hemos alejado tanto – como forma de comunicación y conexión con una dimensión más vasta que nuestra conciencia mental y racional. Respecto a esta concepción ya olvidada, Grotowsky (1987) nos recuerda: «el ritual es performance. El ritual degenerado es espectáculo. No quiero descubrir algo nuevo sino algo olvidado. Algo tan viejo que todas las distinciones entre géneros estéticos no sean más válidas». Basado en el método de Imaginación Activa, creado por Jung para posibilitar el diálogo entre el inconsciente y la conciencia, en este trabajo el individuo desde el silencio y la quietud aprende a escucharse internamente, a la espera de un impulso que emerja desde su interior. Estos impulsos no se originan en la mente consciente sino en un substrato psíquico más profundo, y pueden aparecer en forma de imágenes, emociones o sensaciones físicas. En teatro, el vehículo más importante es el ser humano. «Este ser humano es siempre algo desconocido, y es una necesidad absoluta que en algún lugar existan las condiciones excepcionales para que ese extraño y desconocido ser pueda ser explorado» «…Desde el momento en que se empieza a explorar las posibilidades del ser humano se debe enfrentar decididamente el hecho de que esta búsqueda es una búsqueda espiritual … espiritual, en el sentido de que yendo hacia la interioridad del hombre se pasa de lo conocido a lo desconocido» (P. Brook, 1987). En Movimiento Auténtico, el pasaje de lo conocido a lo desconocido constituye el primer paso de un largo proceso. Discípulos de Jung han señalado cuatro componentes o etapas en el método de Imaginación Activa, siendo el primero: la apertura al mundo interno. La estructura que posibilita esta autoindagación se cimenta en la relación entre una persona que se mueve – movedor – («the mover» en inglés) y una persona que mira – testigo. El/la movedor trabaja con los ojos cerrados, abriéndose a los impulsos que surgen desde su interior, permitiéndoles manifestarse y dándoles forma a través de sonidos, movimientos, gestos e imágenes. El/la testigo ofrece una mirada que no enjuicia ni interpreta, una mirada que refleja aceptación y presencia; y que posibilita que con tiempo, práctica y paciencia, la misma pueda ser internalizada por el/la movedor. Nos referimos a este proceso como el desarrollo del testigo interior; desarrollo que ofrece al individuo una creciente libertad para aceptarse a sí mismo, y para expresarse y relacionarse con otros con genuina honestidad. «El actor» dice Grotowsky «debe más bien buscar liberarse de la dependencia del espectador sino quiere perder dentro de sí, la semilla misma de la creatividad» (1989). A partir de esta reflexión, surge una nueva inquietud: ¿qué pasaría si en el trabajo con personas que hacen teatro, éstas dejaran de percibir al espectador como juez y crítico y pudieran considerarlo como un testigo? ¿Depende esta posibilidad de que en ellos mismos pueda desarrollarse en forma suficiente su testigo interior? Grotowsky parecería estar hablando de la presencia del testigo interior cuando expresa: «Existe un Yo-Yo … El segundo Yo es casi virtual; no está en nosotros la mirada de los otros, ni el juicio, es como una mirada inmóvil: presencia silenciosa, como el sol que ilumina las cosas y basta» (1987). Yo-Yo para Grotowsky no significa estar disociado. Significa ser receptivo en la acción y activo en la mirada. Receptividad y atención son dos cualidades indispensables para poder ser testigo en la práctica de Movimiento Auténtico. Refiriéndose un poco más al proceso de desarrollo del Yo-Yo, Grotowsky (1987) señala: En el camino del Performer, se percibe la esencia durante su ósmosis con el cuerpo, entonces se trabaja el proceso desarrollando el Yo-Yo. La mirada del Maestro puede a veces funcionar como el espejo de la conexión Yo-Yo (esta conexión no estando aún trazada) Cuando el enlace Yo-Yo es trazado, el Maestro puede desaparecer y el Performer continuar hacia el cuerpo de la esencia. En Movimiento Auténtico: El movedor inicia un recorrido hacia su esencia a través de la exploración de impulsos que emergen desde su interior y se manifiestan corporalmente, en presencia de un testigo externo. Durante este proceso desarrolla gradualmente la presencia de un testigo interior. La mirada del testigo/maestro funciona como espejo de la conexión entre el movedor y su testigo interno, cuando ésta aún no está desarrollada. Cuando esta conexión se produce, cuando el testigo interno está suficientemente desarrollado, el individuo puede empezar a ser testigo de otro. En cada disciplina el trabajo evoluciona hacia un estado de mayor libertad intrínsecamente ligada a una mayor claridad respecto de uno mismo y de los demás. En el recorrido del ser humano hacia el encuentro con su esencia y desde allí hacia la posibilidad de corporizar la misma, descubrimos muchos caminos posibles. Caminos que han sido, y continúan siendo, trazados y descriptos a través de las diversas épocas a lo largo de Oriente y Occidente. Descubrir las diferencias – y respetarlas – tanto como los puntos de encuentro, puede ayudar a crear un nuevo lenguaje común, o sino por lo menos abrir el diálogo entre diversas prácticas y disciplinas en cuyo eje se encuentra el ser humano en su dimensión creativa y espiritual. Animarnos a hablar, darle un espacio a esa voz interior, aprender a compartir, tal vez posibilite la creación de un nuevo recipiente, una nueva copa sagrada en la cual recibir y acompañar el proceso de transformación hacia el «cuerpo de la esencia».

Bibliografía:

Brook, P. 1987 Grotowsky, El arte como vehículo.El Tonto del Pueblo, N°3-4. 5/1999 Grotowsky, J. 1987El Performer. El Tonto del Pueblo, N°3-4 5/1999 De la compañía teatral a El arte como vehículo. El Tonto del Pueblo, N°3-4, 5/1999